El amor como escenario de confrontación

Resum

Ossit, seudónimo de Madeleine Deslandes (1866-1929), se inició en el mundo de las letras con su novela À quoi bon? publicada en 1892 bajo el sello editorial de Alphonse Lemerre. Antes de la publicación de la citada novela, la joven Madeleine ya era conocida en el escenario cultural parisino donde organizaba un influyente salón literario frecuentado porlas personalidades más destacadas del momento y participaba en distintas revistas. Su carácter jovial y desenfadado contribuyó a cimentar la popularidad de Deslandes entre sus contemporáneos. Madeleine Deslandes decide probar suerte en literatura y publica, como decimos, su primera novela en 1892, À quoi bon?, cuyo éxito fue inmediato, como así lo atestiguan las siete ediciones que se vendieron de la misma. Ossit pertenece a la generación fin de siècle y se codea con escritores y escritoras Decadentes y Simbolistas. No obstante, el estilo de la escritora difiere de estas corrientes estéticas que dominaron las últimas décadas del siglo XIX, ya que su obra está marcada por el prerrafaelismo. En este sentido, Ossit representa en su novela un juego amoroso distinto del que es comúnmente expuesto en las tramas de las novelas que pertenecen al estilo decadente, tan extendido durante este periodo y que suele eclipsar al resto de formas de escritura que surgen de manera paralela. Por ello, nuestro objetivo principal reside en analizar la dinámica entre los personajes protagonistas, Jean de Latrec y Nadège de Bressac. Na-dège rechaza la propuesta de matrimonio de su primo Jean para casarse con Gaëtan des Incart, un señor adinerado que garantizará económica-mente su futuro. Años más tarde, Nadège se percata de su error y toma conciencia de que se encuentra perdidamente enamorada de su primo Jean. Este, consciente de los sentimientos de Nadège, aunque en ocasiones duda de su sinceridad, decide llevar a cabo un juego de seducción y de manipulación con el propósito de castigar a su prima. Aunque a primera vista, Nadège podría parecer una femme fatale (personaje predilecto de la fin de siècle) y Jean un Don Juan (como consecuencia de sus juegos de seducción), ambos personajes son finalmente considerados víctimas gracias a las constantes reflexiones que el narrador realiza a lo largo de toda la novela.