Entre decadencia y modernidad: El caso de Le Grand Saigneurde Rachilde

Resumo

Nuestro objetivo es realizar un breve análisis de Le grand saigneur (1921) de Rachilde (1860-1953), novela que este año celebra el centenario de su publicación. Rachilde, pseudónimo de Marguerite Eymery, fue una escritora francesa que perteneció a la corriente decadente desarrollada en Francia a finales del siglo XIX. La Decadencia se diluye tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918) con el auge de las nuevas vanguardias y, por supuesto, con la desaparición de los adeptos a la corriente finisecular, pues la mayoría de los escritores que contribuyeron en dicho movimiento fallecen a principios de siglo. Rachilde, única escritora mujer que perteneció a dicho movimiento, se inaugura en él con la publicación de Monsieur Vénus (1884) a la edad de 24 años, y explota los preceptos de dicha estética muy adentrado el siglo XX. Prueba de ello es Le grand saigneur, cuya primera entrega fue publicada el 15de octubre 1921 en el no 560 del Mercure de France, y posteriormente publicada en volumen en la editorial Ernest Flammarion en 1922.Si la obra de la Rachilde ha caído, en general, en el olvido, Le grand saigneur es una de las novelas más ignoradas por la crítica literaria, pues pertenece a un periodo donde comienza el declive literario de la escritora francesa. Como hemos indicado anteriormente, la corriente decadente desaparece tras la Primera Guerra Mundial. Rachilde, durante dicho conflicto bélico, abandona París y con ello su actividad literaria: deja de colaborar temporalmente en la sección “Les romans” de la revista Le Mer-cure de France y abandona igualmente su producción.— 816 —Rachilde regresa a París una vez finalizada la guerra y retoma nuevamente su actividad. Como hemos señalado, la escritora sigue haciendo uso de elementos propios de la corriente decadente de finales del siglo XIX en su producción literaria posterior a la Gran Guerra. No obstante, se aprecia de manera significativa en Le grand saigneur una cierta evolución. Asistimos, por un lado, al debilitamiento del imaginario finisecular y, por otro, a la inclusión de algunas novedades respecto de su obra anterior: en las novelas publicadas antes de la guerra, Rachilde posiciona como protagonista de sus historias auna femme fatale, una mujer poderosa, destructora y aniquiladora del hombre. En Le grand saigneur, aunque como decimos guarda tintes decadentes, Rachilde nos sorprende con la puesta en escena de una nueva mujer que no se corresponde con su tradicional femme fatale. En este caso, se trata de una mujer engañada y manipulada por los hombres que componen la novela; es decir, Rachilde emplaza esta vez a la mujer como víctima de los juegos de poder.