Lectura ecocrítica de la obra de Charles Ferdinand Ramuz

Laburpena

La lectura ecocrítica de la obra de Charles Ferdinand Ramuz revela que este escritor suizo ha sido siempre un precoz ecologista, preocupado por la conservación y preservación de la naturaleza de su país y de su montaña, con los que mantiene un vínculo muy especial; mostrará que las descripciones de sus majestuosos paisajes simbolizan para este autor algo más que un simple decorado para poner en escena el destino de sus personajes. No sólo el hombre, con todas sus penas, representaba para él el centro de todo ; la naturaleza, también desempeñaba un papel relevante. Ramuz pretende transmitirnos un mensaje bien preciso : la naturaleza es un ente con vida, que padece, que tiene sentimientos y que debemos respetar. El trabajo ecocrítico se centrará, por una parte, en el análisis de los diferentes elementos que representan la naturaleza en la novela. Ramuz nos permite establecer un nuevo encuentro con la naturaleza. Se presenta la especial afinidad que Ramuz mantiene con ciertos elementos naturales imprescindibles en sus obras : la montaña, el lago Lemán y el árbol. Se estudian las respuestas emocionalmente positivas que en Ramuz provocan estos tres componentes. Se lleva a cabo un estudio de los tres espacios o medios espaciales en el que se desarrolla la narración y se mueven los personajes de sus novelas (el pueblo o aldea, la pequeña ciudad o ciudad vitícola y la gran ciudad), para intentar definirlo como un elemento más del relato. A continuación, se muestran las relaciones "causa-efecto" entre la naturaleza y la vida de los personajes, dividiendo los fragmentos escogidos en tres categorías : aquellos en que la influencia tiene un efecto en el físico de los hombres; los paisajes donde la influencia es psicológica ; y aquellos en que la naturaleza ejerce influencia sobre los personajes en su actitud moral o ética. Se muestra también el valor que Ramuz da a la identidad "nacional" a través del paisaje y la lengua. Y por último, se muestra la importancia que el autor da en su obra a los cinco sentidos - la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Ramuz nos incita a recuperar ese vínculo ancestral que el hombre mantenía con la naturaleza y para ello nos invita a redescubrir ese mundo a través de una atenta observación. Sin olvidar, por supuesto, un apartado dedicado a las leyendas, cuentos y tradiciones ancestrales, tan presentes en sus novelas, y que sirven para trasmitir de generación en generación esa relación de respeto que el hombre ha mantenido siempre con su entorno.