El yo y la muerte en Paul Valéry

  1. Benito Rodríguez, Sagrario de
Dirigida por:
  1. Pilar Andrade Boué Directora

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 01 de julio de 2014

Tribunal:
  1. José Antonio Millán Alba Presidente/a
  2. Eugenia Popeanga Chelaru Secretario/a
  3. Francisco González Fernández Vocal
  4. María Badiola Dorronsoro Vocal
  5. Brigitte Leguen Peres Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Esta Tesis doctoral propone un estudio del yo y la muerte en Paul Valéry a partir del análisis de sus diálogos, ensayos, pensamientos, discursos y apuntes, así como de su correspondencia privada y de otros documentos como dibujos y grabados. En nuestro análisis hemos analizado, siguiendo el binomio temático yo/muerte, cada tema separadamente, para después enlazarlos y ponerlos en conexión: El yo y la muerte en Paul Valéry es el título de la Tesis doctoral que presentamos. Hemos definido cada uno de los tres ¿yoes¿ valerianos, hemos estudiado los procesos que desencadenan y, hemos visto cómo interactúan entre sí en una relación dinámica/dialéctica. Valéry trata de construir un conocimiento del hombre y del mundo, de la vida y del universo sobre la estructuración dialéctica del yo y la muerte subjetiva como sueño consciente. El escritor de Sète edifica su pensamiento filosófico reconciliando el yo y la muerte en un resultado único partiendo de una tesis negada (¿Non moi¿) y de una antítesis aceptada (¿moi¿), para desembocar en una síntesis unificadora: (¿NON MOI ABSOLU¿). El acercamiento al yo y a la muerte se hace desde una perspectiva platónica y simbolista, que parte de la realidad y desarrolla la imaginación y la abstracción, y que pasa del mundo de lo concreto al mundo abstracto y mítico. En este mundo mítico, que no místico, y desde una visión pagana y atea, Valéry sofista vive en el mundo de la más refinada trascendencia mítica. Desde el egotismo y el narcisismo que Valéry idolatra, nuestro ¿hombre de cristal¿ expresa en la poesía y la prosa la ecuación mental y filosófica de la dialéctica del yo y de su juego con la muerte: 1 + 1 = 0 ó 1 + 1 = 3. Tanto el filósofo como el poeta hacen coincidir la búsqueda del origen o de la unidad primigenia con la trascendencia mítica del yo resultante ¿NON MOI ABSOLU¿. Pero la práctica de la muerte como sueño consciente en la dialéctica del yo no hace sino transformar en absolutos el sufrimiento, el aburrimiento, la angustia y la ignorancia de los que Valéry quería escapar, negando. El conocimiento absoluto logrado por el ¿NON MOI ABSOLU¿ de la síntesis produce también una absoluta insatisfacción. Al final, el ¿moi¿ con el que tanto jugó el ¿Non moi¿, tendría la última palabra, y el ¿NON MOI ABSOLU¿ no haría sino volverse aún más escéptico. El hecho de que esta estructura dialéctica del yo se repita continuamente y, que además comience y termine siempre en el individuo, desemboca en una angustia que se acerca a la angustia existencialista. Además, en la comprensión del mecanismo dialéctico del ¿yo¿: ¿Non moi¿, ¿moi¿, ¿NON MOI ABSOLU¿ y en la práctica de la muerte subjetiva como sueño consciente integrado en la teoría Cem construida por el ¿Señor Yo-Mismo¿, hemos constatado la repetición de tres figuras míticas: Narciso, Orfeo y Prometeo. Narciso practica la muerte y pasa a ser el Orfeo que, como el cisne, puede morir a voluntad y transformarse para sentir y crear como un demiurgo. Esta experiencia mítica es real pero falsa, pues Prometeo es consciente de que el individuo-dios depende del azar. Un azar que vuelve a ser inexplicable. El demiurgo permanece en su concha para repetir, en forma de eterno retorno, la experiencia de la trascendencia mítica como un vacío infinito. Lo que en un principio parecía un juego, se transformó al final en una pasión, quizá en una obsesión, que aprisionó a Prometeo y lo convirtió en su esclavo para siempre. Así, la imagen de la concha, como un Nautilo vacuo, integra los tres mitos personales de Valéry, contiene el árbol y el ouroboros y es la cavidad donde Prometeo experimenta la profundidad de su fórmula mítica como un absoluto. De modo que, tanto en la obra filosófica, literaria y artística de Paul Valéry, como en su vida cotidiana, todos los símbolos pasan a ser conchas en cuyo interior nuestro demiurgo busca el sentido universal por medio de la muerte subjetiva como sueño consciente.