Apollinaire y la guerra

  1. Fernández-Miranda, Mª Elena
Dirigida por:
  1. Jesús Cantera Ortiz de Urbina Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Año de defensa: 2003

Tribunal:
  1. Francisco Javier del Prado Biezma Presidente
  2. Lourdes Carriedo López Secretaria
  3. Miguel Ángel Vega Cernuda Vocal
  4. Carmen Roig Morras Vocal
  5. Valentín García Yebra Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La vida de Apollinaire transcurre entre dos estados excesivos: un estado de depresión y otro de exaltación. Cuando llega la guerra de 1914 el poeta se siente caer en un abismo de melancolía y entonces busca en el opio, en la euforia exagerada, en la pasión sexual o en otras formas de exceso o de violencia un pulsión que le permita resistir al vértigo de la caída a la vista de estas reacciones sus críticos han pensado que a Apollinaire le gustaba la guerra, pero en la base de todas ellas sólo hay una angustia exasperada. Y en los momentos de mayor ansiedad, cuando todo cae, escribe unos poemas de desolación que ponen en evidencia cuanto sufrió en aquellos momentos. Para comprender estas reacciones de Apollinaire durante la guerra, así como las fantasías que le llevaron a escribir sus libros eróticos, tenemos que comprender dos características esenciales de su personalidad y de su sexualidad: su sadismo y su masoquismo. El erotismo de Apollinaire sólo podía ser agresivo o autodestructor, pero no podía escapar a un sadismo y a un masoquismo que tuvieron su origen en los castigos y represiones que sufrió en su primera infancia y que le llevaron a erotizar los sufrimientos. En la base de estas dos tendencias hay gran agresividad por los malos tratos recibidos, un odio inconsciente hacia su madre que lo humilló profundamente, tanto que la vida y la obra de Apollinaire giran en torno a esa rabia que es fruto de un deseo de venganza en el sentido más antiguo y más terrible de la palabra. Pero la fijación en los momentos dolorosos de su infancia fue tal que para conseguir una excitación sexual vuelve, ya adulto, a repetir morbosamente aquellas situaciones que le dolieron, pero que le excitaron terriblemente. Cuando llega la guerra, cuando se desata la violencia y caen los interdictos, el sadismo y el masoquismo de Apollinaire alcanzan también la desmesura en la vida real, como vemos en las relaciones con su amante Loy y con su prometida Madeleine. Con Lou fue un juguete en sus manos y cayó en la más baja sumisión ante ella y su amante, Toutou. Pero la dominación excesiva respecto a Madeleine, la trasferencia a ella de su violencia, le permitió dar la sensación de que vivía la guerra con alegría y con superioridad. Pero tras visitarle en Orán y darse cuenta de que no era la mujer que él había creado en su imaginación para excitarse, se acaba el deseo hacia ella y comienza a proyectar toda su agresividad contra sí mismo, entrando en un abatimiento físico y moral que le predispondrá a ser herido y que, tras dos años de congestiones pulmonares y de otras enfermedades, le llevará a la muerte prematura